martes, 14 de septiembre de 2010

La matriculación en Secundaria en España, la más baja de los países históricos de la UE

Unos 30.000 estudiantes asturianos inician hoy las clases en la ESO, junto a otros 13.000 en Bachillerato y 14.000 en Formación Profesional
Oviedo, Eduardo GARCÍA 14/09/2010
¿Qué tiene la ESO que tanto espanta? La historia de la Secundaria en España es la historia de un fracaso. Sólo el 22 por ciento de los españoles ha completado la Educación Secundaria Posobligatoria frente al 44 por ciento (justamente el doble) de la media de los países de la OCDE. Nuestro país ha mejorado en unos diez puntos en la última década, pero aún así los resultados son escandalosamente negativos. Unos 30.000 escolares inician hoy en Asturias su nuevo curso en la ESO y otros 13.000 lo harán en Bachillerato. De los treinta mil adscritos a uno de los cuatro cursos de ESO, unos cuatro mil se van a quedar en el camino o van a terminar ahí, en el 4º de ESO, su etapa educativa. Quedarse en la ESO va a generar a muchos escolares un problema añadido en su búsqueda de empleo. Se calcula que la España económica del año 2020 sólo podrá asumir un 15% de empleos sin cualificación, que es un porcentaje similar al que marcan ya los mercados de trabajo de los países del norte de Europa. El déficit de la Secundaria es histórico. El 49 por ciento de la población adulta española (entre 25 y 64 años) se ha quedado en la Primaria o en la primera etapa de la Secundaria. El porcentaje es sonrojante, sólo superado entre los países de la OCDE y Unión Europea por México, Brasil y Portugal. Para hacernos una idea, ese colectivo se queda en un 30% en Francia, un 15% en Alemania y un 11% en los Estados Unidos. No tenemos unos buenos resultados académicos, pero las instituciones educativas en España se llevan el 27% del producto interior bruto (PIB), dos puntos por encima de la propia OCDE y tres de la UE. Es una estadística en la que se incluyen las universidades. España gasta menos en educación Primaria y Secundaria, y mucho más en educación universitaria. Y echamos más horas en clase. Un niño de 7 años tiene aquí una media de 833 horas lectivas, unas 70 más que la media europea. El país con menos horas lectivas es Finlandia, que precisamente arroja los mejores resultados académicos. Importa la calidad, no la cantidad. El Informe Español de la Educación 2010, que acaba de hacer pública la OCDE, incide en el esfuerzo de nuestro país por mejorar las tasas de abandono, pero las tasas de matrícula de los alumnos españoles que hoy tienen entre 15 y 19 años siguen cuatro puntos por debajo de la media de la Unión Europea. El 81% del total de jóvenes españoles en ese tramo de edad está escolarizado. Puede parecer una estadística satisfactoria, pero es el peor porcentaje de entre los países históricos de la UE (nueve puntos por debajo de Holanda, y ocho por debajo de Alemania, entre otras referencias). El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, insistía la pasada semana en un proyecto que ya se barajó durante las negociaciones para el frustrado pacto de la enseñanza: la creación de un cuarto curso de la ESO con dos itinerarios definidos, uno para los que apunten al Bachillerato y otro para los que pretenden encauzar sus esfuerzos académicos en la Formación Profesional. La medida pretende servir de acicate para que ese 30% de abandono escolar temprano en España se vea reducido. Nuestras tasas de titulación en Bachillerato o FP son moderadamente positivas, en torno al 78% de la población escolar, pero estamos a diez puntos de la media de la Unión Europea. Siete de cada diez alumnos que terminan la ESO acabarán en las aulas de la Universidad. Una de las paradojas del sistema: en un país donde los niveles de abandono escolar son estratosféricos, hay más universitarios que en Alemania, Francia o Italia, y más que las medias de la UE y de la OCDE. La conclusión es clara: demasiados titulados universitarios, muchos de los cuales son o van a ser trabajadores en áreas y materias que nada tienen que ver con sus estudios superiores, y pocos titulados en FP. En España los que terminan Bachillerato siguen siendo que los que terminan FP. Así ha sido siempre, pero lo cierto es que la media europa va en dirección contraria. Un dato para la reflexión: los países menos ricos de la UE tienen más bachilleres que profesionales. Y los países ricos, comandados por Alemania y algunos de los nórdicos, presentan estadísticas donde los titulados en programas profesionales son mayoría.

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